Grupo de estudio creado en el año 2013 por el Dr. Raúl Masino, médico psicoanalista de la provincia de Tucumán (Argentina) con la finalidad de estudiar Psicoanálisis Contemporáneo a partir de los pilares de la obra freudiana y los avances de psicoanalistas franceses, ingleses y argentinos que desde hace más de treinta años definen un corpus de lo que se conoce como una visión pluralista no dogmática del psicoanálisis actual. Nuestro e-mail: espaciopsicoanalisiscontemporaneo@gmail.com
Espacio de Psicoanálisis Contemporáneo"
lunes, 25 de julio de 2016
martes, 12 de julio de 2016
Qué es un psicoanálisis contemporáneo
En lo que sigue se ha colocado la particular visión y posición conceptual del Dr. Hugo Lerner acerca del Psicoanálisis Contemporáneo.
Qué es un psicoanálisis
contemporáneo
“Una vez, en Yale, dije que usaba la palabra
verdad sin quotation marks….a mí me parece obvio, en el sentido de que no es
que yo proponga una versión ingenua de verdad.
No lo creo en absoluto. Me peleo por las fuentes contra los positivistas
ingenuos y los escépticos. Me parece que el
escéptico es un ingenuo o falso ingenuo. Pero la realidad existe y la
realidad de la muerte existe también para quienes la niegan [...] Encontrar el futuro en el presente…tiene algo
de verdad, debemos comprender lo nuevo que toma forma, y eso ya es algo que se
vuelve hacia el futuro”
Ginzburg
, 2010.
¿Qué significa un psicoanálisis
contemporáneo?
Más allá de que es un concepto muy abarcativo, podemos afirmar,
para empezar, que el psicoanálisis contemporáneo debe ser en principio
indagador, contestatario, cuestionador e irreverente. Palabras que tal vez resulten un poco fuertes, pero
precisamente, las uso adrede, porque Freud fue en su momento un contemporáneo,
¡y vaya si fue irreverente, provocador y contestatario frente a lo que era el
contexto de su época!
La propuesta contemporánea no
puede ser otra que la que contenga y tome en cuenta el contexto socio-histórico
donde se desarrolla el saber. Históricamente —y esto importa cuando el
pensamiento contemporáneo está ausente— el psicoanálisis estuvo muchas veces
fijado, detenido, congelado, con señales de atemporalidad y de inespacialidad
que teñían su teoría y su práctica. Nada cambiaba, tanto la teoría como la
clínica eran atemporales y al parecer indiferentes al lugar y a la época en que
se desarrollaba y se lo ejercía.
Si nos convertimos en
“activistas” cuyo propósito es introducir miradas y teorías nuevas,
inevitablemente vamos a convertir ese psicoanálisis congelado en algo
contemporáneo y vital, como lo han hecho tantísimos autores.
Para muchos, no cabe la menor
duda de que el psicoanálisis es una herramienta muy fuerte que se ha instalado
con potencia en la cultura. El problema es que numerosos psicoanalistas han
querido defender lo que algunos llaman la pureza del psicoanálisis. El
inconveniente es que con frecuencia se transformaron en practicantes casi
religiosos, talmúdicos. Y esta tendencia es a veces seductora, porque nos deja
tranquilos con un modo único de pensamiento —como sucede con cualquier doctrina
basada en la fe que elimina las interrogaciones—. La única manera de
contrarrestar este indudable peligro reside en aceptar el diálogo con
diferentes modelos y no encerrarse en una sola parroquia. Debemos debatir con
las diferentes teorías psicoterapéuticas, así como con la psiquiatría, la
antropología, la sociología, la política, etc.
Innegablemente, el psicoanálisis
privilegia la singularidad del sujeto, y esta posición ha generado una polémica
acerca de hasta qué punto puede ser adecuado o no para generar un modelo más
amplio de la salud mental. Yo creo que ofrece múltiples aproximaciones, y a los
que practicamos el psicoanálisis esto nos aparta del lugar, a veces incómodo y
perturbador, de sentirnos abroquelados en el consultorio creyendo que lo que
hacemos es escaso y exiguo, porque no podemos atender nada más que a un
paciente por hora analítica. Hay una frase que siempre me ha gustado y que se
cita con frecuencia: Salvar a una persona es salvar al mundo. La menciono en el
sentido de que el psicoanálisis puede permitir pasar de lo singular a lo
general. Si comprendemos netamente la metáfora, cabe deducir que a partir de
cierto “movimiento psicoanalítico” —que no es una idea megalomaníaca— podemos
posicionarnos como agentes de la salud y transmitir un psicoanálisis abierto,
capaz de ayudar a gran cantidad de gente en la medida de nuestras posibilidades
y de las posibilidades de otros agentes de la salud beneficiados por los
hallazgos psicoanalíticos.
Los psicoanalistas no debemos
creernos portadores de la verdad única que todo lo explica, a riesgo de
convertir nuestra disciplina en un dogma que lleve al encierro, con una
dinámica y una estructuración semejantes a las de las prácticas religiosas, con
rituales y guiños propios. Es justamente lo que ocurre en muchas instituciones
psicoanalíticas. Recuerdo una anécdota que contaba Pichon Rivière: señalaba que
cuando iba a una reunión social en la que había personas que se analizaban,
observando a los concurrentes podía vislumbrar con quién se estaba analizando cada
uno. Obviamente, en esto estaban en juego las identificaciones, pero también la
repetición de señales y consignas que indicaban la pertenencia al micro grupo.
Quisiera vincular mi planteo con
la libertad creativa en el pensar psicoanalítico y postular que debemos
alejarnos de toda tentación de establecer pautas “religiosas” rígidas, sagradas
y ritualizadas. Como dice Steiner (1974), ser “nostalgiosos del Absoluto” nos
llevará a encerrarnos en nuestra disciplina y a una repetición esterilizante.
Una persona dogmática no
interroga nada porque le genera temor. Creo que, por el contrario, un
psicoanalista nunca debe tener temor a preguntar. No debe obturar rápidamente
en la clínica lo que el paciente dice con un “interpretazo” (como me gusta
llamarlo) derivado de una teoría a la cual adscribe con idolatría. Si uno es
dogmático, cae fácilmente en
“interpretazos”, mientras que si no lo es, podrá obrar con paciencia y
tolerancia frente a la expectación, sin estacionarse en lo ya “sabido y no
pensado” (Bollas, 1987).
Hay entre los psicoanalistas una
diferencia que para mí resulta central:
una enorme mayoría de los colegas continúa con enfoques, teorías,
especulaciones como si nada hubiese cambiado en cien años; por otro lado, felizmente,
muchos otros circulan, luchan, se interrogan. Estos últimos han ido instalando
en sus agendas, o intentan hacerlo, un ensanchamiento del campo de aplicación
del psicoanálisis, con la esperanza de que esas intentonas no estén condenadas
a la derrota. No pocos de los máximos teóricos del psicoanálisis se han
agrupado en una suerte de unión en defensa de los intereses comunes para dar
respuesta a las problemáticas que la práctica nos plantea.
Dr. Hugo Lerner
domingo, 26 de junio de 2016
"Diálogos con Hugo Lerner" . Junio de 2016
Las largas horas pasadas con Hugo Lerner en estos enriquecedores Diálogos....no pueden más que generar, en todos los espíritus sensibles al Psicoanálisis, cambios y revoluciones en nuestras formas de pensarlo. Lerner nos plantea un Psicoanálisis abierto a la dinámica de la complejidad de nuestro psiquismo plurideterminado por la pulsión, los vínculos primarios y la cultura de la época. Con un espíritu fuera de todo dogmatismo y adherencia religiosa a una sola forma de pensar el psicoanálisis contemporáneo, nos conduce a tener un pensamiento apartado de toda reverencia a una escuela en particular. No podemos transitar por la clínica contemporánea munidos de un pensamiento único.
Luego de este encuentro sin duda generaremos cambios en nuestro Espacio que serán comunicados y compartidos oportunamente con todos Uds.
"ESPACIO DE
PSICOANÁLISIS CONTEMPORÁNEO. Continuaremos trabajando como lo veníamos
haciendo, o sea con un criterio plural para dar cuenta de la complejidad del
Psicoanálisis y su clínica en nuestros días. Transitamos por psicoanalistas que
comienzan con Freud, para pasar por Winnicott, Green, Bion, Lacan, Aulagnier,
McDougall, Botella, Rousillon, Kernberg, Ogden; entre otros.
Retomamos nuestras actividades a partir de Agosto, todos los
miércoles a horas 21. La temática que se desarrollará desde Agosto dentro del
Seminario de Sexualidad "Eros, hace cadena o encadena?" es sobre
Bisexualidad(es) y Neosexualidad(es)
ESTAS INVITADO A INTEGRARTE....PIENSALO¡¡
¿Qué entendemos por Psicoanálisis Contemporáneo?
La conceptualización de Psicoanálisis Contemporáneo que se describe a continuación pertenece al psicoanalista argentino Fernando Urribarri (Asociación Psicoanalítica Argentina - APA. Revista Zona Erógena) basado en la obra del psicoanalista francés André Green.
"Una pléyade de analistas busca superar los impasses provocados por los reduccionismos y dogmatismos post-freudianos (kleinianos y lacanianos), inaugurando una perspectiva contemporánea que luego de más de treinta años alcanzó su madurez.
"Una pléyade de analistas busca superar los impasses provocados por los reduccionismos y dogmatismos post-freudianos (kleinianos y lacanianos), inaugurando una perspectiva contemporánea que luego de más de treinta años alcanzó su madurez.
Los ejes de este Modelo Contemporáneo abarcan una lectura renovada de
Freud que revaloriza la metapsicología y el método freudiano, la apropiación crítica
y creativa de los aportes post-freudianos y una extensión de la clínica a los
desafíos de los cuadros no-neuróticos.
Se concibe el funcionamiento mental como un proceso
heterogéneo de representación que liga y simboliza las relaciones “en” y
“entre” lo intrapsíquico (centrado en la pulsión) y lo intersubjetivo (centrado
en el objeto y la cultura). La concepción freudiana de la representación se ve
extendida, complejizada, abarcando desde
el cuerpo y el afecto hasta el pensamiento. La representación es definida como la función
básica del psiquismo. La metapsicología contemporánea acentúa la
heterogeneidad, la terceridad, la procesualidad y la poiesis o creatividad.
En el cuadro clínico de referencia la “no-neurosis” (borderlines,
narcisistas, alexitímicos, psicosis blanca, etc) existe un doble frente de
conflictos, simultáneos y escindidos; por un lado un conflicto pulsional entre
el Yo y el Ello y por el otro un conflicto pulsional e identificatorio entre el
Yo y los objetos. El Yo se ve afectado a nivel de su estructura narcisista y en su capacidad de simbolización (blanco de
pensamiento, sentimiento de vacío).
En estos cuadros la trama triangular edípica está fallida.
Manifestándose en diferentes aspectos como una deficiente diferenciación entre
el objeto incestuoso y el objeto de identificación y apuntalamiento, las
angustias de castración y penetración se ven vigorizadas por las angustias de
intrusión y separación. Poseen mayor peso las pulsiones destructivas y los
mecanismos primarios de defensa (escisión, desmentida) que las pulsiones
sexuales y la represión. La sexualidad adquiere una dimensión traumática, más
relacionada con la pulsión de muerte y se considera la potencialidad traumática
del objeto que irrumpe en la constitución narcisística.
Desde la práctica se promueve la
exploración de las condiciones de
posibilidad y los límites de la analizabilidad. Se introduce el concepto de encuadre, destacándose el
encuadre interno del analista y la compleja pluralidad de su funcionamiento
mental en sesión. No corresponde meramente a situación material, sino se
concibe como una función constituyente del encuentro y del proceso analítico;
es institución y puesta en escena del proceso. El mismo posee un aspecto
material y otro simbólico, cuya articulación crea el espacio analítico, que es un tercer espacio que hace posible el
encuentro y la separación entre los espacios psíquicos del paciente y el
analista, delimita un espacio intermedio. La interpretación adquiere un carácter conjetural que permite que el
paciente tenga un margen de juego, que pueda tomarla o rechazarla.
El proceso psicoanalítico está basado
en un modelo contemporáneo triádico:
Transferencia/Contratransferencia/Encuadre. La significación del encuadre el
“polisémico” incluyendo en la escucha la lógica de la unidad, del par, de lo
intermedio, de lo triangular, de lo transgeneracional y del conjunto. El oído analítico
debe estar preparado para escuchar la trama de un discurso polifónico que abarca el polo pulsional y narcisista
hasta la sonoridad del sujeto de la cultura o epocal.
Por ello el Psicoanálisis Contemporáneo
considera al analista un “políglota”,
debe hablar y entender diversas lenguas, con capacidad de escuchar y
comunicarse según los diversos registros, los diferentes “idiomas” en los que
se expresa lo inconsciente. También un analista “multicultural”: con una identidad plural, abierta a la alteridad,
tanto de “otras” culturas psicoanalíticas, como a universos simbólicos más
alejados del de la neurosis. Desde el pensamiento clínico hay una apertura al
complejo campo de lo “no representado”.
Así mismo surge el concepto de contratransferencia integrada o encuadrada.
No es considerada como un obstáculo relacionada con la neurosis del analista y conceptualizada
por Freud, ni como totalizante y un correlato simétrico de la transferencia
como fuera conceptualizada por los post-freudianos, sino que corresponde a un emergente del campo dinámico analítico.
Transferencia y contratransferencia son
un efecto del encuadre. La CT no es una información sino la exigencia de un
trabajo psíquico para el analista. El analista es un archivista de la historia
del análisis, surgiendo la idea de encuadre
interno del analista como una matriz representativa pre-consciente".
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